Karla Lara de Honduras en Austin

Esa noche del 2014 conoci a Karla Lara, teniamos literalmente una decada de conocernos por e-mail y musicas, pero esta era la primera oportunidad de encontrarnos en la vida real. Con ella tocaban dos jóvenes músicos excepcionales, hondureños también, esta canción fué practicamente la única que escuche pues llegué tarde -Era Halloween-, ellos habían hecho un largo y generoso receso solo para esperarme y que pudiera escuchar aunque sea una canción. Gracias!

Despues fuimos a cenar, pero los musicos cansados de estar viajando, querían salir a estirar las piernas y en ese paso conocer Austin, tanto Jose Antonio Velasquez, el pianista, como Dany Morales, el guitarrista, le pidieron la bendición a Karla – o exigieron su libertad por una noche -, la cosa es que armamos el motín, junto con otro paisano, 4 forajidos levamos anclas y fuimos a naufragar al Elephant Room. – claro eran jazzistas! No habia visto brillar tanto a un par de pares de ojos, desde llevamos a nuestros hijos a Lego City.

José hizo amigos inmediatamente, avanzó a fuerza de encanto y entusiasmo hasta terminar sentado en el piano de la banda, mientras Dany filmaba la improvisada sesion de jazz como si el jazz no fuera suficiente improvisacion. Dany me comentaba cada estilo que la banda tocaba, reconocía inmediatamente las melodías, las tarareaba con precisión, identificaba el arreglo, su conversación oscilaba entre su familia y la fascinación por la música. A las doce de la noche (bue… un poco mas tarde, pero redondeemos para hacerlo mas contundente) se terminaba la velada y regresabamos al lugar en donde dormirían unas 4 horas antes de continuar la gira.

Esos recuerdos son suficiente para sentir un dolor profundo al enterarme hace apenas unas semanas, que Dany había fallecido. Recuerdo haber regresado a casa aquella noche y comentado que me sentía como su hubiera estado «hanging out» con viejos amigos. Este es el recuerdo que guardo de Dany Morales. Creo que un buen musico se reconoce desde el primer acorde, de igual forma no hacen falta años para reconocer un buen amigo cuando este aparece.