Un Futuro Posible-Nicaragua

Luis Enrique Mejia Godoy
Luis Enrique Mejía Godoy

«CENTROAMERICA: EL FUTURO ES POSIBLE»
Por Luis Enrique Mejía Godoy. 

Foro de Artistas e Intelectuales
San José de Costa rica, 25 y 26 de Noviembre 2004

«Entre el purgatorio de la historia y el infierno de la política,
la cultura sigue siendo el espacio de nuestra humanidad…»
(Julio Ortega, escritor Peruano)

 

Somos una unidad geográfica y ecológica de 533,000 kilómetros cuadrados con una excepcional biodiversidad al centro de nuestro Continente. Una comunidad económica y social de rostro múltiple con treinta millones de habitantes y una rica amalgama de ingredientes culturales multiétnicos, multirraciales y multilingües. Somos al Centro de América una región conformada por repúblicas de poetas, músicos y artesanos que hemos sobre vivido, entre la tormenta y la esperanza, a los conflictos bélicos, las migraciones y los exilios.

Con las heridas aún abiertas por las dictaduras, las guerras nacionales, la desestabilización política y económica, los graves problemas de violencia, la corrupción y el tráfico de personas y drogas, en medio del esfuerzo por el reciente proceso de consolidación democrática, quiero expresar sinceramente mi deseo de que este Foro de Artistas, Intelectuales y Trabajadores de la Cultura nos sirva para hacer una reflexión profunda, borrando las fronteras físicas y mentales y planteándonos la posibilidad de construir un futuro posible para Centroamérica. A pesar de la complejidad social, económica y cultural, los artistas somos un importante factor de fortalecimiento de nuestra identidad y del desarrollo para la estabilización y la paz definitiva de nuestra región.

No se puede hablar de mercado común, tratados de comercio, lucha contra la pobreza, proyectos sociales y desarrollo regional sostenible si no estamos claros que sin Educación y sin Cultura es imposible cumplir con ninguna de estas importantes metas. El porvenir no debe seguir siendo una metáfora, una novela, una bella canción, una pintura primitivista o una postal turística, y mucho menos, una promesa electoral… Pero no es suficiente para convencernos que la cultura es del interés de los gobiernos de turno la existencia de Institutos o Ministerios de Cultura con presupuestos raquíticos que alcanzan apenas para los salarios. Debemos exigir políticas culturales que estén íntimamente vinculadas a nuestras necesidades particulares y realidades objetivas. Experiencias nacionales que se puedan compartir con los demás pueblos hermanos a través de Programas solidarios y recíprocos de intercambio Cultural. Convenios y compromisos de los Gobiernos y de las Instituciones Culturales y Organismos No Gubernamentales con el necesario y decidido apoyo de Organismos de la Cooperación Internacional que nos permitan obtener las herramientas: Leyes, espacios, recursos, infraestructura, financiamiento, para el desarrollo del sector cultural y la producción de bienes y servicios culturales: libros, discos, audiovisuales, teatro, festivales de danza y música, artes plásticas y ferias de artesanías. Solo sumando nuestros esfuerzos y voluntades es que podremos crear y fortalecer un verdadero sentido de región y no seguir siendo países aislados y pueblos huérfanos con históricos problemas comunes. En la integración, la regionalización y la unidad está precisamente nuestra fuerza. Si es una verdad que es más lo que nos une que lo que nos distancia, por qué no hablar entonces de retos comunes?

Debemos sentirnos orgullosos de la inmensa riqueza que tenemos y su diversidad: indígenas, negros y mestizos. Identidad que nos define como Centro
americanos y como puente biológico y de culturas entre el norte y el sur del Continente, pero desgraciadamente convertidos en los últimos años (se dice que para paliar el hambre y el desempleo), en mano de obra barata para las maquilas que hoy exprimen aproximadamente a un cuarto de millón de trabajadores en nuestra región. Por otra parte, con una historia reciente de gobiernos autoritarios y verticales, caudillos, pactos de cúpulas a espaldas del pueblo y partidización de las instituciones democráticas, somos pueblos sin cultura política. Y con una ausencia casi total de políticas culturales.

Nadie puede desconocer la calidad de la literatura, la poesía y la música. El desarrollo de la danza, la pintura y el teatro de Centroamérica. A pesar de la pobreza, el desempleo, el analfabetismo, la falta de aulas escolares y la ausencia casi total de conservatorios y escuelas de música y de bellas artes, especialmente en Nicaragua donde tenemos un atraso de desarrollo de más de veinte años. Los artistas, en estos tiempos críticos y adversos, cuando la deuda externa impagable material y moralmente nos ha impedido crecer y erradicar la pobreza, hemos sido capaces de producir un arte y una cultura que hoy goza del respeto y reconocimiento mundial a pesar de la presencia aplastante de la «cultura chatarra». Ese producto de consumo masivo, desechable, etiquetado como cool, light o nice que se oferta con lo último de la tecnología y con muchas ventajas comerciales a través la TV. local o las empresas de Cable y servidoras de Internet. Entonces, además del deterioro de la base renovable de los recursos naturales que es un problema grave para el futuro de nuestra región por la contaminación de ríos, lagos y lagunas, el aire y la tierra, es también un problema de contaminación la basura tóxica del producto musical comercial y superficial con el que se bombardea indiscriminadamente a la juventud y la niñez de Centroamérica. De tal manera que en nuestra región el arte y la cultura nacional navega con desventaja en aguas tormentosas como un frágil barquito de papel resistiendo a los huracanes de la globalización y la desigualdad que impiden el desarrollo independiente de nuestra cultura regional. Resultado: más pobres, ignorantes y dependientes nuestros pueblos que con dificultad pueden consumir el básico gallo pinto, y más ricos los países del llamado primer mundo que ahora, por cierto, no aspiran a conquistar territorios, como en la época colonial, si no a controlar mercados y riquezas. Qué hacer entonces para no vivir en el pasado y tener acceso al nivel de la nueva tecnología y los valores nuevos y globalizadores sin que nos despojen y falsifiquen nuestros valores culturales?. Cómo evitar convertirnos en una cultura de reventa, camaleónica o travestida?

Tampoco podemos hablar de democracia o de apertura democrática en nues-tra región, y mucho menos de gobernabilidad democrática, sin la indispensable participación de los ciudadanos y por lo tanto de su patrimonio histórico cultural. De las marginadas comunidades indígenas del Pacífico y de las etnias de la Costa Caribe que han sido excluidas históricamente del progreso social y del quehacer político y cultural, a pesar de las recientes Leyes y Decretos de Autonomía.

No dudo que los artistas, como seres pensantes, sensibles y creativos estamos en la capacidad y el deber de contribuir en el desarrollo humano de nuestros pueblos. Sabemos que no podemos esperar mucho del interés de los partidos políticos en el tema de la Cultura que no sea con intenciones electoreras. Más bien, debemos proponernos, desde y con la participación ciudadana, ser verdaderos actores críticos y protagonistas de los cambios en nuestra región y disminuir las barreras que nos permitan conocernos mejor, fortalecernos y facilitar la unidad y la construcción de nuestro futuro.

Por eso es indispensable la participación activa de la Comunidad y la promoción de el desarrollo de la creatividad en el arte, generando actividades culturales, fortaleciendo los vínculos entre grupos culturalmente diversos. Posibilitando oportunidades y acceso a los servicios culturales, el desarrollo local y territorial en general. Para lograr esto, debemos exigir a los distintos gobiernos de la Región el compromiso de incluir en sus planes de desarrollo social y económico el tema de la calidad de la educación con una propuesta de transformación, democratización y participación de la comunidad, donde se incluya la formación artística y la promoción del arte y la cultura, sobre todo, entre la juventud y la niñez, iniciativa que redundaría en una promoción de la identidad regional. Sólo así podremos salir, poco a poco, del atraso y lograr hacer de nuestro trabajo de artistas e intelectuales un oficio digno. La cultura no sólo es rentable, si no, es además, una de las mejores inversiones para el desarrollo integral de la humanidad.

Intercambiar las experiencias en la actualización de la Ley de Derechos de la Propiedad Intelectual, por ejemplo. Garantizar su reglamento y aplicación y la creación de Sociedades de Derechos de Autor en la lucha permanente y sin cuartel contra el pirateo indiscriminado que está organizado como una mafia a nivel de Centroamérica y México, podrían ser algunos de los propósitos inmediatos con los que logremos fortalecer nuestros vínculos.

Es sencillo hacer un inventario de las Escuelas de arte, Conservatorios, Museos, Bibliotecas, Galerías de Arte y Teatros Nacionales en Centroamérica, y comprobar que en la mayoría de nuestros países esta infraestructura no existe, es mínima, inadecuada, está abandonada o en malas condiciones y en el mejor de los casos, está en proceso de construcción o restauración pero ubicadas principalmente en las Capitales de cada país. Las Alcaldías no cuentan con Casas de Cultura o Teatros Municipales, Museos y Bibliotecas. En este sentido, en Nicaragua, y en otros países de la Región, Asociaciones de artistas de la danza, la música, el teatro y la artes plásticas, Fundaciones Culturales, Academias, Empresas y Cooperativas de trabajadores del Arte y promotores de la Cultura, hemos abierto y creado modestos espacios alterna-tivos para tratar de llenar el vacío de las Instituciones y la ausencia de una política cultural de los gobiernos. Y aunque es justo reconocer el apoyo de algunas Organizaciones de Cooperación Internacional y de un sector de la Empresa Privada, este ha sido excepcional e insuficiente. Nuestras organiza-ciones culturales se han interesado en los últimos años, sin mayor participación de los Gobiernos, en realizar encuentros, foros, festivales y talleres de cada una de las manifestaciones del arte, habiendo obtenido algunos logros en el tema todavía pendiente de la integración cultural.

Por eso es necesario plantearnos hacer convenios y proyectos concretos para la reactivación y el desarrollo de los Canales de TV., Radios estatales, comunitarias y culturales que sobreviven en nuestros países, en algunos casos, con un perfil más bien de empresas comerciales por la falta de presupuesto o apoyo. Siguen siendo mínimos los espacios en los canales comerciales de TV. y estaciones de radio para nuestro sector, además de que no cuentan con condiciones técnicas para el trabajo de calidad en vivo o en directo que requieren y exigen los grupos profesionales de teatro, danza y música. Y en el caso de la prensa escrita, son reducidos los espacios para las expresiones artísticas, dándole más importancia al producto comercial y extranjero, a excepción de los Suplementos y Revistas culturales, algunas de corta vida.

Es necesario también reflexionar sobre las Leyes de Promoción del Arte y la Cultura, la liberación de los impuestos y aranceles de aduana para la importación de materiales, equipos, instrumentos y accesorios para el desarrollo técnico artístico y para la producción de bienes culturales. La mayoría de los artistas en Centroamérica producimos con un enorme esfuerzo y en forma independiente, libros, discos y videos por la falta de interés de las empresas discográficas transnacionales. Estas pequeñas empresas no tienen una distribución internacional. De ahí que desconocemos, en términos generales, los proyectos que en cada país se están realizando en esta materia.

La experiencia reciente desde Costa Rica, de la Orquesta Regional Centro-americana «La Papaya», con la participación de músicos y creadores de siete países de la región, los Encuentros de poetas de Centroamérica y algunos encuentros de Cantautores, y por supuesto, este Foro y el Festival Internacional de las Artes, son un ejemplo de lo que podemos hacer por la integración a través del arte y la cultura. Por qué no organizar un escenario móvil en el que podamos ir por cada país presentando obras de teatro, danza música y exposiciones de libros y artes plásticas? Por qué no pensar también en organizar una Orquesta Sinfónica Centroamericana? Podríamos realizar una Cadena de Radio y TV. Cultural en nuestra Región? Si Costa Rica tiene los mejores Conservatorios y Escuelas de Música por qué no conseguir becas para los jóvenes con talento que en cada uno de los otros países se frustran por no tener ninguna opción como artistas? Qué hay que hacer para plantear un proyecto de Músicos Sin Fronteras y crear un circuito de teatros, universidades, y auditorios que nos permitan un permanente intercambio cultural y artístico?

Estas son solo algunas inquietudes que quería compartir con ustedes. Está muy bien la realización de debates, reflexiones y foros, como los que se han organizado en los últimos quince años en Costa Rica, Honduras y Nicaragua, pero creo que debemos pasar de los encuentros y firma de declaraciones a las propuestas y acciones concretas. En una época de grandes vacíos, pérdida de los principios y valores morales, donde la industria está por encima del arte y la credibilidad en los gobiernos y los partidos políticos es cada día peor y más cuestionada, cuando la juventud parece no tener ningún horizonte, el artista y su obra son indispensables. Tenemos que proponernos entonces, ahora mismo, estrategias vinculadas con los otros sectores de la sociedad. Acciones conjuntas de las organizaciones del Arte y la Cultura con los defensores del Medio Ambiente, el Turismo Ecológico y las Organizaciones de la Sociedad Civil para un plan que nos permita disminuir las brechas entre nuestros países y contribuir a la igualdad social para construir un futuro con esperanza.

Nadie puede dudar que el triunfo de la Revolución Sandinista contra la dicta-dura Somocista en 1979 en que los artistas soñábamos en llevar la poesía al poder, marcó el inicio de un nuevo ciclo en la historia y la cultura de Centroamérica. Y que después de los acuerdos de paz, el desarme y el proceso de reconciliación en Nicaragua, El Salvador y Guatemala y la realización de los comicios electorales de los últimos años, Centroamérica es otra, ha cambiado, claro, hemos pasado de ser Repúblicas Bananeras para convertirnos en Repúblicas Maquiladoras. Y la educación y la cultura siguen arrinconadas, marginadas, olvidadas, como huérfanas de la guerra.

A pesar de la paz y de los intentos de democratización en la región, en los últimos quince años, miles de nicaragüenses y centroamericanos han viajado al otro lado del Río Bravo a buscar desesperadamente el Paraíso Americano, y más de medio millón de mis paisanos han traspasado la frontera costarricense para vivir legal y clandestinamente buscando resolver los problemas de desempleo, desigualdad y hambre que padecemos en Nicaragua. Esto último ha provocado una espontánea e inevitable integración cultural que si bien es cierto es desde siempre, tiene una manifestación más importante en los últimos años más allá de los planes de las instituciones y los gobiernos, produciéndose una mezcla e influencias de ambas culturas no solo en las zonas y comunidades fronterizas.

Soy un artista orgullosamente Nicaragüense y Centroamericano que optó por el oficio de cantarle a la vida hace treinta y cinco años. Viví en este país exilado, compartiendo con este pueblo su historia y defendiendo sus raíces y su cultura junto a sus poetas, cantautores y trabajadores del teatro y la danza y junto a otros que como yo llegaron hasta Costa Rica desde sus países donde eran perseguidos por querer expresar sus ideas en libertad. Soy un militante activo del canto y lo sigo defendiendo y proponiendo como una herramienta para la paz, la justicia y la solidaridad entre nuestros pueblos. Pienso, y hoy estoy más claro que nunca, que el llamado compromiso de los artistas es sobre todo, y fundamentalmente con la calidad y la coherencia de su obra, pero también con los intereses y las más sentidas necesidades de las luchas sociales de nuestros pueblos: un mundo más igualitario, más tolerante, más humano, más equitativo y mejor compartido. Por eso he aceptado expresar mi opinión en este foro desde mi visión personal de artista y trovador, con el ánimo de reafirmar el deseo de construir un futuro posible para los Centroamericanos, donde la educación, el arte y la cultura sea realmente una prioridad y no un boleto para ver la función del circo de los políticos en cada período electoral desde un rincón de galería.

Nuestra canción, de auténticos rasgos mestizos y profunda raíz popular, se ha ganado un lugar en el corazón de nuestra gente y ha sido semilla en la conciencia y la memoria de nuestra gente y sigue siendo esperanza en tiempos de guerra y de paz. Por eso estoy aquí. No solo por los lazos de amistad y por la nostalgia, si no, porque creo sinceramente que el arte y la cultura son parte indispensable de nuestra humanidad.

Es necesario mejorar la calidad de nuestras frágiles democracias y forjar una cultura más democrática. Están nuestros Gobiernos, los Partidos Políticos y las Instituciones listos para este reto y asumir un nuevo rol dentro de un Estado más humano? Estamos los artistas y trabajadores de la Cultura dispuestos a trabajar en este importante proyecto de múltiple rostro y nacionalidad? Les invito entonces, consciente de que otros lo han intentado en el pasado, a reinventar el futuro de nuestra querida y sufrida Centroamérica. A imaginarlo y soñarlo posible desde abajo. Construyendo, fortaleciendo y defendiendo el concepto del orgullo nacional y regional. Sin duda, esto será para las futuras generaciones nuestra mejor herencia.

«Hoy que andamos los caminos y hay ceniza en nuestro pelo, nuestros hijos cantarán lo que no pudo el abuelo. Canciones para escribir en la mitad del sendero. Para construir el futuro hay que soñarlo primero».

Luís Enrique Mejía Godoy
Cantautor Nicaragüense

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