Karla Lara-Honduras

Karla Lara en España
Karla Lara en España

Karla Lara en España… Un Concierto 5 Estrellas! 

Por Alicia Valverde

Agosto 2005

 

Esta semana ha estado cargada de muchas emociones. Aunque ahora que lo pienso, las emociones comenzaron desde antes, cuando Karla nos comentó que iban de gira con el grupo para Dinamarca y que tenían ganas de hacer algo bonito en Madrid. A partir de ese entonces y como por arte de magia se empezó a crear un comité organizador cibernético, cada día que revisaba el correo había una nueva persona ofreciendo su ayuda para algo, era realmente alucinante.
Karla Posas y yo comenzamos a buscar bares en Madrid donde el grupo pudiera tocar, simultáneamente, Pepe, un escritor que vive en Talavera de la Reina, comenzó a organizar un gran concierto en esa ciudad. Y aunque el tiempo apremiaba y dábamos por fracasado nuestro intento, empezó a suceder la cadena de casualidades que desde entonces no han dejado de suceder.

Resulta que un compañero del master de Karla le dijo que un amigo suyo hondureño tenía un bar en Madrid donde hacían conciertos, el hondureño resultó ser Daniel Serrano, hijo de Augusto Serrano (director de la carrera de filosofía de la UNAH por muchos años y agregado cultural de la Embajada de España), y al saber que un grupo de hondureños venían a tocar, además de emocionarse mucho por ese reencuentro tan inesperado, prestó toda su colaboración para la organización del concierto en Madrid, que finalmente se realizó en el bar de un amigo suyo.

El día que Karla, José Inés, Paco y yo les esperábamos a las 10 de la noche en el aeropuerto, con un cartel improvisado de bienvenida, con el único dato de la aerolínea en que viajaban (no sabíamos ni el número de vuelo, ni la hora) en un mega aeropuerto donde puedes pasarte horas y horas buscando a una persona, mirando como locos desesperados a todos los que llevaban alguna guitarra o bultos…..pensábamos que no llegaban. Pero a las 12 de la noche, aparecieron, con la salvedad que no venían sus maletas. Allí comenzó la odisea primera parte. En ese momento Paco se convirtió en el representante del grupo y declaramos la guerra a uno de los monstruos de la aviación, que como toda gran empresa busca el máximo lucro sin considerar los medios que para ello utilice.
Como eran las 3 de la mañana y no ser resolvía nada, les llevaron a un hotel en la Gran Vía, por el centro de Madrid. Al día siguiente, Karla y Camilo tenían una conferencia de prensa en Talavera de la Reina, a la cual asistieron varios medios de comunicación. Fue cuando Karla estaba esperando frente al hotel que Pepe les recogiera, escuchó una voz que le decía: «HEY VOS, ¿QUE ANDAS HACIENDO POR AQUÍ? Karla, respondió:-tocando, ¿ y vos?, -en un congreso, -respondió él. Era Servio Tulio Mateo. Casualidades de la vida.

Ese día, nos comunicaron que las maletas estaban en TELAVIV, ¡imagínense! ellos que tocaban al día siguiente y las maletas pasando los controles de los servicios secretos de Israel. En fin, que llegaron justo a tiempo para la primera presentación y bien paseadas, además.
Por la tarde, se dividieron en dos grupos para ir al aeropuerto, porque unos habían dormido en casa de José Inés y otros en la de Karla Posas, cuando de repente, Karla ve al chino en uno de los vagones del metro…como si no pasaran miles de personas a cada rato en el metro. Más casualidades.
Cuando llegamos Paco y yo a Madrid, nos dirigimos hacia Gran Vía y a la salida del metro…nos encontramos con José Inés. ¡que barbaridad!

Llegó la hora del concierto y cuando llegamos al lugar empezamos a ver rostros familiares, desconocidos, pero compatriotas. Y es que estos hondureñitos, además de venir a alegrarnos la vida, han hecho una labor muy importante: permitir el reencuentro de los hondureños residentes en la misma ciudad. Lo hicieron en Dinamarca y lo también en Madrid. En teoría, ese es un trabajo de los Consulados, pero el día a día nos demuestra que no ha sido así y posiblemente por mucho tiempo no lo sea.
Sorpresa mayor nos llevamos cuando entraron Mamen y Rafa, quienes ya llevan un buen tiempo en Madrid, pero ninguno de nosotros tenía noticias de ellos.
Luego llegó Cecilia, una chica que trabajaba en el Heraldo y está aquí haciendo un master, se portó súper bien, llevó su cámara y su trípode para hacer fotos y enviarlas a Honduras, porque es sabido que cuando las noticias vienen de fuera suelen tener mayor relevancia que cuando suceden allí.

Y el maestro Camilo Corea inició el concierto presentando su trabajo. Sin palabras. Estoy segura de que su música transportó a muchos a nuestra querida Honduras.
Luego continuó Karla, y aunque aquí parece que a la gente le cuesta un poco escuchar, su voz les invitó a detener sus conversaciones y escuchar por un momento a este grupo que ha traspasado el océano para demostrar que la música no conoce de fronteras.
Los más tímidos abrían sus ojos como para no perderse nada de lo que allí estaba sucediendo, otros nos entregamos profundamente a ese momento tan sublime, y al final, el buen ritmo temirnó levantándonos de nuestros sitios y una vez apartadas las mesas, comenzó el movimiento de los cuerpos al ritmo de la música.

El grupo había dado lo mejor de sí mismo, y pese a que estaban literalmente «hechos polvo» por lo agotadora de la gira, dieron la talla en todo momento.

Y sin dar mucho tregua al descanso, a la mañana siguiente viajaron para Talavera de la Reina, en donde la gente les acogió por todo lo alto, para confirmar una vez más la cordialidad que tanto caracteriza a la gente de acá. Una vez que la gente te ha dejado entrar en su vida, ten por seguro que has ganado un amigo para siempre.
El concierto era en el Polideportivo a las 10 de la noche y un grupo invitado hacía de teloneros para abrirles el concierto. Ese día comencé a trabajar y no fue hasta las 10 de la noche que pudimos emprender viaje, pero las ganas de acompañarles eran tantas, que cualquier esfuerzo resultaba pequeñito para la alegría de poder acompañarles.
Llegamos a las 12 de la noche y estaban allí, nuevamente entregándose al público y dejando en alto nuestra cultura, nuestros orígenes, nuestra patria. El gran Guayo que con los sonidos de su guitarra dejaba sin aliento a quienes estábamos allí, el chino (que la gente pensaba que era de origen chino) se soltó con la batería y dio un espectáculo fascinante; Carlitos, siempre bien arreglado, también hizo gala de su prestigio y tocó ese bajo con mucho sentimiento; Camilo, el mayor, el padre del grupo, el que estaba más agotado que todos, cuando estaba en el escenario se abstraía de todos los cansancios y tocaba con una fuerza y vitalidad envidiables, dándolo todo en cada canción…..y Karla, cantó como los dioses o diosas del olimpo. La piel se nos erizaba, y en las miradas de gente joven se veía una resplandor de esperanza, como si ese día hubieran descubierto algo que no olvidarán por el resto de sus vidas.

Y es que hay cosas que no se olvidan. La primera vez que yo escuché a Karla tenía 15 años y me desde entonces me quedé con una semillita clavada. Han pasado 12 años y aunque todavía tengo la semillita dentro, creo que el camino está encausado.

Un concierto cinco estrellas. Escuchar lo nuestro, con músicos profesionales que en la adversidad de un país que no promociona la cultura han logrado darse un lugar, tiene mucho mérito y lo tiene mucho más la propuesta de su trabajo, un trabajo serio y de calidad, que recoge el trabajo de otros hondureños que también han hecho una contribución importante a nuestra cultura, como Guillermo Anderson, Roberto Sosa y Oscar Acosta.

 

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